Frenético.

Recuerdo una vez cuando era pequeña, en una excursión, la mitad de mis compañeros había ido a hacer una visita guiada y el resto estábamos esperando en el museo.  Como no, en nada ya nos habíamos aburrido y no parábamos de decirle al profesor que queríamos ir nosotros también a hacer la visita guiada. Hasta algunos alumnos dijeron que estaban más rato del que debían y que luego nosotros estaríamos menos rato. Y ahí es cuando aprendimos un ejemplo vivo en términos generalizados sobre el concepto de la relatividad en la vida diaria. El profesor nos dijo: «Como tú te aburres, el tiempo te pasa más lento, y en cambio, tus compañeros que están en la visita se lo deben estar pasando bien y el tiempo les debe transcurrir muy rápido». Ninguno de nosotros se creyó que el tiempo pudiera parecernos más largo o más corto dependiendo de las circunstancias y del punto de vista de cada persona. Pero es cierto.

Y también es cierto que estamos demasiado acostumbrados a que las cosas sean aquí y ahora, y no tenemos paciencia y no sabemos frenar en muchas ocasiones. En todo ese rato que tuvimos para observar el museo, no hicimos nada a parte de quejarnos y de desear que pasara el tiempo más rápido porque lo divertido estaba donde los otros compañeros.  No nos dimos cuenta de los detalles de nuestro alrededor ni nos fijamos en el bonito sol que hacía porque en ese momento no nos importaba. Es una actitud de niño muy habitual, y de hecho es normal. Pero también es un factor social. Nuestra vida pasa muy rápido y hacemos siempre muchas cosas. Hasta nuestros padres sienten que si no tenemos mañanas y tardes ocupadas, no estamos haciendo nada. Bueno sí, hacer el vago.

Esta sociedad no nos permite detenernos en ningún momento. Ni siquiera podemos detenernos ante la pérdida de un ser querido. Allí es uno de esos momentos donde te das cuenta que la vida que vivimos es muy frenética y que si hace falta, la corriente te arrastrará hasta que vuelvas a seguir su cauce. Tampoco digo que te hundas en una depresión y no salgas de ella, pero nuestro momento de soledad, de reflexión y de asumir lo que ha sucedido es también importante. Y en muchas ocasiones casi nos tenemos que saltar este momento para volver al día a día. Y así es como se nos queda una espina por dentro que no acaba de salir del todo nunca.

Es como en el metro cuando es hora punta: O te lanzas con la masa a intentar entrar dentro del vagón o te esperas al siguiente metro que quizás te hace llegar tarde a tu destinación. Pero eh, no digo que la velocidad y el ritmo sean siempre algo negativo, de vez en cuando, hacer algo en el momento justo y apropiado te da una bonificación extra que no tendrías si no lo hubieras hecho cuando tocaba.

Como siempre, se trata de equilibrar un poco las cosas. Ni hace falta que la vida frenética no te deje respirar ni poder estar por tus seres queridos, ni hace falta que te duermas en los laureles siempre. Aunque todos tenemos etapas donde necesitamos dormir en los laureles para luego surgir con más fuerza. Y otras veces no nos queda más remedio que sufrir esta velocidad diaria y apechugar.  Como en las épocas de exámenes, ahí no soy persona y voy a toda velocidad, pero, cuando acaban, surge una pequeña paz y calma interior.

El problema de esta vida frenética es que muchas veces no nos aturamos a observar las pequeñas cosas y los pequeños detalles que son los que dan forma a nuestras vidas y lo que hace que valga la pena seguir adelante. Y cuando tenemos tiempo de sobra, no sabemos entonces que hacer porque estamos acostumbrados a tirar millas sin pensar demasiado debido a la cotidianidad.

Así que os recomiendo que de vez en cuando miréis las estrellas, miréis el sol, la luna, vuestro alrededor y os deis un rato que sea para vosotros y un rato que sea para vosotros y vuestros seres queridos.

Claudia.

10 comentarios

  1. Carlos Javier Schipper · febrero 5, 2015

    Me gustó, ver las estrellas y llevar tu ritmo, solo no entendía que es aturar… «no nos aturamos a observar las pequeñas cosas y los pequeños detalles» la velocidad para adrenalina, y la lentitud para la paz 😀

    Me gusta

    • claudiaexistencial17 · febrero 10, 2015

      Ostras, quizás es una catalanada..» No te detengas» «no te frenes» podrían servir como sinónimo xD.

      Me gusta

      • Carlos Javier Schipper · febrero 11, 2015

        oh, bien, suena bien como escribes y el tema del ritmo es siempre interesante (me vino en mi examen ayer, jeje, sobre el movimeinto Slow, Slow Food y Slow Fashion). Escríbeme para poder ver si hay más temas interesante para escribir, aunque más que todo solo escribo mis sueños… espero tu respuesta, Saludos! Carlos

        Me gusta

      • claudiaexistencial17 · febrero 11, 2015

        Oh, ¿escribes tus sueños en algún sitio? Suena muy interesante 😀 Voy a tener que visitarte entonces, jeje. Yo este jueves vuelvo a actualizar ^^encantada 🙂

        Me gusta

      • Carlos Javier Schipper · febrero 11, 2015

        Tengo una buena cantidad de ellos escrito seguido por algo de un año, y recién desde noviembre he vuelto a hacerlo. Antes era solo a word. Ahora lo hago en .txt y los pongo en línea en http://purpledreams.info/ pero aún no hay forma de ver lo que otros hacen, es personal. Allí sale mi nombre de facebook, por si me quieres escribir, si te interesa te podría pasar algunos sueños, pero es difícil entenderlos si no conoces varias cosas de mi pasado. Bueno, siempre hay más de qué hablar, paz!

        Me gusta

  2. Carlos Javier Schipper · febrero 16, 2015

    Es una lástima que la página web para los sueños haya sido borrada, va a ser subida luego, pero te dejo mi correo: ludojuegos@hotmail.com saludos!

    Me gusta

Deja un comentario